
Acerca de

¿Quiénes somos?
Somos la comunidad de facilitadoras mexicanas de Yoga Sensible al Trauma certificadas por el Center for Trauma and Embodiment (CFTE), del Justice Resource Institute, organización que tiene su sede en Boston, Massachusetts, Estados Unidos.
Entre quienes facilitamos las sesiones de Yoga Sensible al Trauma en México hay comunicólogas, profesionales de la salud mental, abogadas, politólogas, trabajadoras humanitarias, profesionales en bienestar, entre otras. Compartimos la pasión por apoyar a personas en situación de vulnerabilidad y por compartir herramientas útiles que les puedan ser de utilidad para la construcción de un camino hacia la recuperación.
En nuestro acompañamiento a las personas participantes prevalece el reconocimiento de que la experiencia del trauma adopta múltiples variantes, que van desde la violencia interpersonal en cualquiera de sus formas, hasta los actos de prejuicio y discriminación basados en edad, raza, etnia, sexo, género, orientación sexual, estrato socioeconómico, religión, espiritualidad, estatus migratorio, corporeidad, neurodiversidad, habilidades cognitivas y físicas y uso de servicios de salud mental. Entendemos que minimizar o silenciar la voz de una persona sobreviviente de trauma es en sí mismo un acto de trauma. Por lo tanto, sostenemos nuestro compromiso de reconocer y validar la experiencia de cada persona que ha vivido algún trauma.
Quienes facilitamos las sesiones de Yoga Sensible al Trauma en México, nos hemos comprometido a seguir sus pautas éticas, que más que ser un código de conducta que firmamos, buscamos que sea el modo en que nos relacionamos tanto entre colegas, como con las personas que asisten a nuestras clases: nuestras formas de ser.

Los valores que nos unen
La construcción de relaciones basadas en el respeto, la solidaridad y la transparencia constituye nuestro valor rector; no solo cuando nos vinculamos con las personas que asisten a los talleres, las clases, los cursos o las terapias, que brindamos, sino también en las relaciones entre quienes conformamos esta red. Creemos que la sensibilidad al trauma no es un producto que se transfiera, sino una forma de ser que debemos practicar en nuestra cotidianidad.
Estamos convencidas de que nuestra habilidad para comunicar a las personas que acompañamos la importancia de componentes clave del modelo TCTSY como la interocepción (la conciencia de las sensaciones corpóreas), la toma de decisiones y el ∫sentido de autonomía y autogestión, se nutre de nuestra capacidad de compartir estos valores al interior de la misma red.
Quienes tenemos licencias clínicas ofrecemos nuestras capacidades profesionales como terapeutas. Aquellas que nos formamos en el mundo del yoga reconocemos los esfuerzos de muchas otras personas que han trabajado arduamente para contribuir a fortalecer la cultura de seguridad y transparencia en la comunidad global de la práctica de yoga. Todas aportamos nuestras experiencias de vida. Las raíces más profundas de nuestra ética, las que todas compartimos, se encuentran en las tradiciones de la sabiduría milenaria del yoga establecidas a través de antiguos precursores del yoga moderno que inspiran nuestro trabajo en la corporeidad consciente, pero, sobre todo, en la práctica de ahimsa, el principio universal de no violencia.

Reconocemos los orígenes del yoga
Reconocemos que el yoga se origina en los antiguos pueblos del valle Indo, lo que hoy es India y Pakistán. Estamos profundamente agradecidas con esta vasta tradición de investigación sobre la naturaleza del ser humano, y hemos incorporado algunos de los elementos centrales de la filosofía del yoga directamente en TCTSY: el no hacer daño, el desapego a los resultados y el autodidactismo.
Aunque TCTSY es utilizado en más de 40 países, territorios y comunidades por un grupo diverso de facilitadores y profesionales, los responsables de su creación se identifican principalmente como blancos y occidentales; por ello, la comunidad TCTSY reconoce que reclamar un espacio en la tradición del yoga requiere apertura y humildad de nuestra parte. Estamos comprometidas a continuar aprendiendo sobre el yoga, de académicos y practicantes, especialmente de aquellos oriundos del sudeste asiático, y a entablar conversaciones sobre los desafíos de la transmisión intercultural de conocimiento, historia y práctica.

¿Qué es Yoga Sensible al Trauma?
Desde el 2003 el Trauma Center (ahora Center for Trauma and Embodiment) comenzó a ofrecer sesiones de una forma particular de yoga a personas que experimentaban trauma complejo. Esta forma particular de yoga que conocemos hoy como Yoga Sensible al Trauma (TCTSY) se desarrolla sobre las premisas de que es indispensable crear espacios en los que se diluyan las estructuras jerárquicas rígidas y de que la recuperación del trauma complejo solo se da en un contexto de relaciones seguras.
Yoga Sensible al Trauma incorpora en su metodología elementos que buscan que quienes participan en las sesiones tengan la oportunidad de estar a cargo de su propia experiencia, de acuerdo con las sensaciones que se presentan en su propio cuerpo; que encuentren un espacio donde puedan llevar su atención hacia lo que sucede en su interior y que se generen experiencias compartidas auténticas entre quien participa y quien facilita.
Yoga Sensible al Trauma es ahora reconocido como una intervención clínica por la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias de Estados Unidos como una intervención clínica y es el primer programa en calificar para ser incluido en la base de datos del Registro Nacional de Programas y Prácticas Basados en Evidencia, publicada por dicha institución.
En 2021, TCTSY reforzó su validación como tratamiento complementario eficaz para el trauma complejo y el trastorno de estrés postraumático tras la publicación de los resultados de un estudio que incluyó un ensayo controlado aleatorio, con duración de cinco años, en el que participaron mujeres veteranas de guerra que desarrollaron estrés postraumático relacionado con trauma sexual militar.
Los resultados del estudio muestran que, en comparación con la terapia cognitivo-conductual (TCC), el estándar de oro de los tratamientos terapéuticos en la materia, TCTSY produjo una más pronta mejoría de los síntomas, una mayor retención de personas participantes (el 60.3% completó la intervención TCTSY, en tanto que solo el 34.8% finalizó la terapia cognitivo-conductual) y un efecto igualmente sostenido.

¿Cómo surgió TCTSY?
El programa de yoga del Trauma Center empezó en 2002. Entre 2003 y 2006, combinando conocimientos clínicos y dedicación a la enseñanza del yoga para personas que padecían un trauma psicológico, el Trauma Center de Brookline, Massachusetts, llevó a cabo los primeros estudios piloto, con ayuda de socios de la comunidad como Healthworks for Women y Back Bay Yoga que facilitaron su espacio. Parte de la información de estos estudios iniciales se publicó en 2006 en un artículo de Bessel van der Kolk llamado "Clinical Implications of Neuroscience Research” (“Inferencias clínicas de la investigación en neurociencia”).
En 2003, se comenzaron a ofrecer sesiones grupales e individuales, en paralelo a la conducción de los estudios piloto, lo que propició una fuente inmediata de aprendizaje proveniente de las mujeres participantes. A lo largo de los años, múltiples profesores de yoga, profesionales de la salud mental y estudiantes han contribuido con su tiempo, experiencia y conocimiento al desarrollo del modelo de TCTSY.
En 2009, TCTSY recibió la primera subvención otorgada en ese país por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) para realizar estudios sobre yoga en contextos de trauma.
En 2014, se publicó el primer estudio derivado de ese apoyo, en el Journal of Clinical Psychiatry. Desde entonces, varias organizaciones han replicado el estudio al pie de la letra o haciendo modificaciones.
En 2017, TCTSY se convirtió en el primer programa de yoga que figura como programa/práctica basado en evidencia para el tratamiento del trauma psicológico en Estados Unidos.
En 2018, el gobierno de Estados Unidos eliminó la lista federal de prácticas basadas en evidencia y la reemplazó con una referencia general al yoga como una "terapia complementaria" para el trastorno de estrés postraumático.


¿Qué es el Trauma?
El trauma es una respuesta asociada a situaciones emocionalmente estresantes y dolorosas que sobrepasan las estrategias adquiridas para enfrentarlas y superarlas.
Mientras que el trauma simple es comúnmente asociado a un solo incidente, el trauma complejo se refiere a una serie de eventos traumáticos que ocurren durante un largo periodo de tiempo, quizás meses o años, y se da en un contexto relacional, es decir, entre personas.
En 1992, Judith Herman publica su libro Trauma y recuperación, donde introduce los conceptos de trauma complejo y trastorno de estrés postraumático complejo. La autora se refiere al trauma complejo como una forma de desorden postraumático en personas sobrevivientes que estuvieron expuestas a eventos traumáticos por periodos prolongados. Herman destaca que los eventos que producen estados de estrés intenso se presentan comúnmente en etapas tempranas del desarrollo y es posible que sean consecuencia de violencia sistémica en el marco de estructuras de poder tradicionales o situaciones particulares como racismo, discriminación, guerra, violencia comunitaria, abuso, negligencia, violencia interpersonal, por mencionar algunas.
Entre los síntomas del trauma complejo se encuentran ansiedad, disociación, depresión, dificultad para regular las emociones, estados hiperalertas, alteraciones del sueño, baja autoestima. También es posible que se desarrollen síntomas somáticos (corporales) como malestares estomacales, fatiga, dolores de cabeza, dolores crónicos, entre otros.
El psicólogo Peter Levine, en “Curar el Trauma“, asevera que el trauma complejo surge cuando la posibilidad de tomar decisiones está ausente; cuando se siente la incapacidad de salir de esa situación que sobrepasa a quien la experimenta y resulta abrumadora para el sistema nervioso, lo que conduce a la desconexión de uno mismo con los demás y afecta la capacidad de estar presente.
Trauma
Surge cuando la posibilidad de tomar decisiones está ausente, cuando nos sentimos sin la capacidad de salir de esa situación y resulta abrumador para nuestro sistema nervioso, lo que conduce a la desconexión de nosotros mismos y de los demás, y afecta nuestra capacidad de estar presentes.” Peter Levine (1997, p. 23)
El trauma sucede cuando nuestros mecanismos de respuesta ante un evento estresante no pueden hacerle frente, son rebasados sus límites.
Cualquier persona puede estar expuesta a esta situación cuando perciben una amenaza y los mecanismos respuesta y protección que han desarrollado para responder a dicha amenaza o situación estresante que causa miedo no son suficientes para que nuestro sistema nervioso perciba que podemos mantenernos a salvo.
En un estudio financiado por la Organización Mundial de la Salud, (“Trauma y trastorno de estrés postraumático en las encuestas mundiales de salud mental de la OMS”), el 70% de los entrevistados reportaron haber experimentado uno o más traumas a lo largo de su vida. Los datos recabados apuntan a que la exposición al trauma durante toda la vida es común alrededor del mundo. Sin embargo, también indican que esta exposición se distribuye de manera desigual en la población, que los traumas de violencia interpersonal conllevan el mayor riesgo de trastorno de estrés postraumático y que, pese a que una minoría considerable de los casos de estrés postraumático remiten a los pocos meses de su aparición, la duración media de los síntomas es considerablemente más larga de lo que se reconocía antes.
Trauma complejo
La metodología de Yoga Sensible al Trauma se desarrolla para abordar el trauma complejo que es definido por Judith Herman como la presencia de una forma de desorden postraumático en personas sobrevivientes han estado expuestas a eventos traumáticos por periodos prolongados. Dichos eventos se perciben como amenazas de carácter interpersonal y se presentan durante diferentes etapas de la vida, comúnmente en etapas tempranas del desarrollo, y es posible que sean consecuencia de violencia sistémica dentro de estructuras de poder tradicionales o situaciones particulares como racismo, discriminación, guerra, violencia comunitaria, abuso, negligencia, violencia interpersonal, por mencionar algunos. Entro los síntomas del trauma complejo se encuentran: ansiedad, disociación, depresión, dificultad para regular las emociones, estados hiperalertas, alteraciones del sueño, baja autoestima.
también es posible que se desarrollen síntomas somáticos (corporales )
como malestares estomacales, fatiga, dolores de cabeza, dolores crónicos, entre otros.
“Dado que los eventos de trauma complejo se dan en en contextos de relaciones interpersonales, solo en este mismo contexto se puede dar la recuperación, y no en aislamiento.”
